Historia del aceite de oliva


EL ACEITE DE OLIVA EN EL PRERROMÁNICO (I)
 Tartessos y las influencias orientales fenicias  

Muchos son los autores que señalan a los fenicios como introductores del olivo en  algunas de las zonas  de Levante en la Península Ibérica  y su técnicas en el proceso de elaboración durante los años 3.000 a 4000 a.C., desde entonces el aceite de oliva ha  formado parte en la historia de la cultura mediterránea y  especialmente en los pueblos de la costa de  Andalucía. 

Los fenicios una civilización de origen semita provenientes de la región del Sinaí, llegaron a estas costas hacia el año 3.000 a. C, entraron en contacto con los pobladores de estas tierras TARTESSOS Y TURDETANOS  en busca de  materias primas como oro, plata, estaño o cobre  y otros productos manufacturados como  de los salazones entre ellos  los de atunes que capturaban por la pesca de la almadraba fundando factorías y colonias  por toda la costa entre ellas destacamos  Gadir, la actual Cádiz.

Eran los tartessos un grupo de  indígenas que ocupaban las zonas del sureste de la península ibérica, concretamente el triangulo  formado  entre Cádiz, Sevilla y Huelva y que llegados los fenicios a estas tierras, tomaron contactos con estas poblaciones estableciéndose el intercambio  comercial por medio del "trueque". Más tarde, en el siglo III a. C.,  llegaron acuñar sus propias monedas para el pago de transacciones comerciales entre  turdetanos y cartagineses (fenicios púnicos). 

Los tartessos formaban un imperio y poseían leyes escritas y su cultura se formó a partir de la evolución de las poblaciones herederas del Bronce, que se extiende desde el 1000 a. C. hasta el siglo VIII a.C., siendo partir de este momento se produce la colonización fenicia. 
El declive de Tartessos se produce alrededor del siglo VI a.C.
Su evolución comenzó cuando empezaron los  contactos comerciales con los fenicios llegados al litoral, y desarrollaron una importante cultura gracias a los conocimientos y técnicas importadas desde territorios orientales.

Aunque también estos contactos se producían con colonizadores griegos  en distintos puntos de la península ibérica, fueron los fenicios quiénes más influenciaron en  estas zonas, a tal punto que aunque se desconozca a ciencia cierta las causas que hizo desparecer a Tartessos sin dejar a penas rastro, todo hace suponer que  se encuentra fundamentada  tras la pérdida de Cártago, la capital del imperio púnico en manos de Roma en su derrotada SEGUNDA GUERRA PÚNICA, por lo que las nuevas rutas comerciales romanas hacen la inexistencia por mantener los anteriores núcleos y poblados de agricultores y ganaderos tartessos, cuya  producción había sido desarrollada durante su periodo orientalizante  por su  contacto con los fenicios, quedando poco a poco las nuevas tierras desiertas y ocupadas ahora  por los turdetanos.

Son pues los turdetanos probablemente los herederos de Tartessos ocupando las zonas de población en el Valle del Guadalquivir. Poseían un territorio más rico y de mayor nivel cultural que Tartesso, además de una   desarrollada ganadería y agricultura, explotaban las minas y se dedicaban al comercio de los metales. No formaban un grupo político poderoso, como el extinguido Tartessos, y se encontraban en una situación de inferioridad frente a los cartagineses en lo referente a sacar el mejor provecho de las riquezas mineras de la zona.
Y es que Cartago situada al norte de África, había sido fundada como colonia por un grupo de fenicios  púnicos, quedando convertida en la nueva capital  del imperio tras la desaparecida Tiro. Cartago pasa  a formarse como Estado  toma el control de  la hegenomía comercial de sus rutas conquistada por los anteriores fenicios por todo el Mediterráneo, hasta ser derrotada totalmente por Roma en el 146 a.C., lo que supuso la desaparición del Estado cartaginés y la destrucción de la ciudad de Cartago fundando los romanos en su lugar la colonia llamada Julia Cartago.



Anteriormente a estos hechos históricos, los fenicios en su lugar de origen se situaron en una extensión de 200 km. de largo y 40 km. de ancho aproximadamente entre el territorio situado al norte de Palestina y el oeste de Siria, de tierras fértiles adecuadas para la agricultura próximas al mar Mediterráneo, sin embargo, el territorio se encuentra impedido por la existencia de barreras naturales que imposibilita el desarrollo del comercio, como son las montañas, el suelo abrupto. De  clima cálido en los valles y bastante frío es las zonas más   elevadas. Sin embargo los fenicios aprovecharon la madera de los árboles de los bosques que crecían sobre sus montañas, y se lanzaron al mar en busca de rutas comerciales para sus negocios, llegando hasta las costas de la península ibérica donde se produjo este intercambio comercial con los pobladores que ocupaban las zonas. Crearon factorías y colonias para aprovisionamiento de la tripulación lo que posibilitaba realizar y extender sus largas rutas por todo el mar Mediterráneo. Entre las  colonias habría que destacar Cártago, fundada en el año 814 a.C. sobre la costa africana del Mediterráneo occidental por un grupo de nobles fenicios, mantuvo su independencia hasta convertirse en la capital del nuevo Imperio como República Cataginesa,  y disputó su hegemonía con la República de Roma por el dominio del Mediterráneo hasta quedar finalmente destruida por los romanos.
  
Mientras sucedieron los intercambios comerciales entre tartessos y fenicios éstos aportaron además  de conocimientos y técnicas importadas,  productos originarios de otras zonas durante sus rutas marítimas.  Lo que hace suponer  que fueran los introductores también del olivo y la técnica de la obtención del zumo de su fruto, la oliva o aceituna, teniendo en cuenta  que  en  Egipto y con anterioridad, ya se cultivaba aunque con escaso rendimiento, y que fue adquirido sus conocimientos por otros pueblos y civilizaciones como fue el caso de Fenicia.


Vasijas -  Yacimiento de Telellat Ghassul -The British Museum

Y es que el cultivo de las plantas se inició hace 10.000 años concretamente en el Creciente Fertil, como nos recordaba el Profesor Cubero en su itinerario por la historia de la agricultura. De aquí la agricultura se extiendió. a través de Siria. a las costas del Mediterráneo Oriental y al Valle del Nilo. Las primeras especies frutales cultivadas, entre las que se encuentra el olivo, aparecen hace unos seis mil años. La evidencia arqueológica más antigua del cultivo del olivo es la proporcionada por los restos de huesos de aceituna localizados en el yacimiento de Telellat Ghassul, situado al norte del Mar Muerto, que data de 3.500 a 3.600 años a. de C. Estos huesos, de mayor tamaño que los de acebuche (olivo salvaje), denotan ya un proceso de selección.También es también está demostrada la importación de aceite de Siria y Palestina a Egipto durante la IV Dinastía, unos 2.500 años a. de C.

Las primeras especies frutales cultivadas son todas plantas perennes, cuya floración y fructificación se inicia
después de varios años en las que se encuentra el olivo. Iniciado el cultivo del olivo pasa a extenderse por todo  el  Mediterráneo de Este a Oeste. De Palestina y Siria pasa a Creta y Grecia, sin que, por el contrario, su cultivo llegue a tener un papel de importancia en la agricultura egipcia. En Creta el cultivo del olivo se conoce desde el periodo Minoico Antiguo, unos 2.500 años a. de C. La riqueza de los reyes cretenses se basaba en parte en la exportación de aceite de oliva a Egipto y al litoral oriental mediterráneo. También la difusión en Grecia continental está atestiguada por restos encontrados en Micenas y Tirinto en el período Heládico Tardío o Micénico, unos 1.500 años a. C. , y de Grecia el cultivo pasó a Italia llegando unos 600 años después fecha que se extiende también al sur de Francia y posiblemente a España. En Sicilia se han encontrado huesos de aceituna en un cementerio que data de unos 1.200 a. de C.,

De esta cultura  minoica  concretamente en la isla de Creta,  puede verse la importancia que tuvo para los griegos el aceite de oliva a través  los frescos  hallados en la isla de Santorini. Un pequeño archipiélago de islas volcánicas situada en el mar Egeo a unos 200 km. al sureste del territorio griego, que fue destruido en gran parte de la antigua isla por una enorme explosión volcánica, destruyéndose también, parte de los antiguos asentamientos históricos que originaron las rutas marítimas comerciales. 

Isla de Santorini

El Palacio de Knossos o  Cnosos  en  Creta, es uno de los yacimientos 
 antiguos  más conocidos y estudiados  del mundo minoico y su acercamiento 
al mundo de la mitología griega. 

La adoración que sintieron  los griegos  por el aceite de 
oliva  pueden verse reflejado en los frescos del palacio de  Knossos

Vasijas griegas decoradas para el transporte del aceite. 

También las vasijas para el transportes de los zumos vegetales extraído de las aceitunas se hacían fundamentales. La Revolución Neolítica  no llegó a todos los lugares de la tierra  por igual, sino que sólo unos pocos lugares experimentaron sus avances a mediados a principios del años 7000 a.C., mientras que en su mayoría, aún permanecían  en el paleolítico o  «La Antigua Edad de Piedra».

Sin embargo  Canaán estaba en la vanguardia de esa revolución, y es muy posible   que la alfarería se inventase en Jericó.
Si fuese así, es otro gran progreso que debemos a Canaán. 

A pesar de todo la variedad de olivos empleados en Egipto, no tenían gran rendimiento en aceite de oliva, quizás por ser el clima poco apropiado para su crecimiento y desarrollo. No obstante el empleo culinario que hacían los egipcios de este aceite era más bien escaso, en la mayoría de las referencias se trata más de un uso de fármacos o de cosmética.

Por el contrario en las poblaciones esclavas egipcias de religión judía,  el aceite de oliva cobraba un simbolismo especial. Se puede ver que era un ingrediente omnipresente en la gastronomía judía de la época y era añadido a bebidas como el khilmi y el alontit o incluso al vino denominado anigrom. Se sabe que en la tradición judaica las aceitunas se sirven como aliño y de igual forma en la elaboración de diversos platos. o para añadir cuerpo a las bebidas.

En el caso de Andalucía, la presencia fenicia  quedó manifiesta en nuestra península sobre todo por la abundancia de restos cerámicos. Entre  estos objetos se encuentran las vasijas realizadas con tornos  lentos de alfareros que tuvieron presencia en los talleres tartessos cercanos al puerto fenicio de Gadir  (Foto  vasijas en cerámica para el transporte de aceite. Museo Arqueológico de Cádiz).

La extensión del cultivo del olivo por todo el Mediterráneo hace su llegada  también a las costas del litoral andaluz, llegando a introducirse       en el núcleo central donde se supone   tuvo  lugar  la capital de Tartessos, más concretamente sobre las las tierra que ocupa todo Valle del Guadalquivir. Allí  comenzó   un proceso de difusión de conocimientos tecnológicos sobre  el olivo y su cultivo. Variedades, métodos, extracción de su aceite, hasta el aprendizaje importado para elaborar los recipientes cerámicos que facilitaban su transporte.También debió suponer el conocimiento  sobre las determinadas zonas de adaptación del cultivo, iniciándose desde estos momentos un proceso de observación y selección de aquellos árboles que sobresalían por su tamaño y oleosidad de sus frutos para convertirse  en las nuevas variedades cultivadas.  

En las cerámicas primitivas se encuentran numerosas muestras de la tecnología empleada. Las muestras  de estos yacimientos arqueológicos indican cómo la madurez y la calidad del aceite se comprobaba estrujando aceitunas y oliendo y paladeando el jugo extraído, y cómo la recolección se efectuaba por vareo que consiste en derribar haciendo caer con golpes de una vara las aceitunas del olivo,  -técnica también relatada en la Biblia- y cómo la aceituna era molida y prensada para la extracción de un líquido cuya posterior decantación permitía la eliminación del agua asentada en el fondo de los depósitos. para dejar en éstos sólo el aceite, etc.

Y esta calidad del aceite de oliva en la península ibérica  queda atestiguada por diversos  autores como es el  caso  del romano Estrabón  en el siglo 11 a. de C., donde testimonia en sus itinerarios geográficos  de  la importancia del olivar bético cuando dice: de aquí se exporta mucho trigo, vino y aceite: éste, además, no sólo en cantidad, sino en calidad insuperable. En este momento el olivar es, pues, un cultivo sólidamente establecido en la Bética.


EL ACEITE DE OLIVA EN EL ROMÁNICO (II) 
Producción y Exportación del aceite de oliva 

Situación histórica 
Eliminado el poder de Cartago por parte de Roma, la economía experimentó una fuerte evolución en los territorios de la bética hasta el punto que pasó a convertirse una de las adquisiciones más valiosas de la  República conquistada durante  todo su Imperio, por ser tus tierras las de mejor y mayor productividad. 


Con anterioridad a la entrada de Roma en la península, la economía era básicamente rural y con un escaso tráfico comercial a excepción de los mayores núcleos urbanos que se encontraban en las costas mediterráneas, y que se desarrollaron gracias a los contactos entre fenicios y griegos.

Con la eliminación de Cartago, gran parte de estos pueblos indígenas que ocupaban las  zonas del litoral ibérico, entre ellos los turdetanos tras la desaparición de tartessos, se vieron obligados a pagar tributos a Roma a través de una serie de alianzas que establecían acuerdos de paz entre Roma y los gobernantes de cada zona. Pero Hispania era un territorio propicio a las rapiñas y el saqueo, lo que dio lugar a romper con frecuencia acuerdos de paz como los que se habían tomados en tiempos de Sempronio Graco. 

En las zonas rurales del Valle del Guadalquivir, se encontraba la ciudad de Asta, la que había sido el reino y capital de Tartessos. Mantenía  la misma estructura de oppidum y turres hasta la primera mitad del siglo I a. C., que se produce el fenómeno colonizador de Roma y pasa este lugar a ser centro de reuniones  periódicas de los romanos  con los turdetanos, como llama Tito Livio a los habitantes de la zona.

El prector romano reunía cada invierno en Asta al conventus que tenía  lugar aquí desde épocas ancestrales en torno a uno fenómeno religioso o social para administrar la justicia sobre su jurisdicciónAsta seguía siendo la capital suroccidental de mayor rango que Gades.

Tan pronto fueron conquistadas estas tierras de cultivo, fueron repartidas entre las tropas licenciadas que aplicaron políticas legislativas sobre las propiedades de los terrenos, lo que permitió una rápida colonización de las tierras. Avanzado el siglo II a. C., se produjo una crisis del campesinado bajo el dominio romano provocada por la cantidad de ingentes como esclavos que los romanos llegaban  a emplear en todos los sectores de la producción, lo que suponía que el  pequeño campesino  quedara relegado de cualquier competencia comercial que le permitiera para desarrollarse y producir. Fueron fracasados los intentos de reforma agraria por parte del campesino, por lo que el pago de tributos también favorecía el crecimiento cada vez mayor de concentraciones de tierra sobre un solo dueño fortaleciendo los latifundios y los terrenos dedicados al monocultivo trabajados por esclavos. Poco a poco el pequeño campesino se vio obligado a abandonar sus tierras y a pasar a formar parte de las filas del numeroso ejército romano.

El aceite de oliva de la Bética
Dentro de la producción agrícola,  ya desde el siglo II a. C. en el litoral bético  mediterráneo se destacó especialmente por el cultivo de la aceituna, llegando a especializarse en la obtención del aceite del jugo  del fruto de la oliva y  perfeccionando las técnicas de cultivo, por lo que Roma dedicó con gran interés sus exportaciones hacia la capital del Imperio y por toda Europa.

De este comercio del aceite, existen yacimientos que dan pruebas fehacientes de este importante comercio  que Roma mantenía en la Península Ibérica. El monte Testaccio en Roma, se originó de forma artificial  por los vertidos de los envases cerámicos procedentes de aceite de la bética por lo que puede deducirse la magnitud que supuso este comercio del aceite de oliva bajo el imperio romano. Fue sin duda el aceite de oliva, el producto que en abundancia más se comercializó procedente de Hispania durante el imperio romano y que aún hoy, sigue siendo la base de la agricultura  andaluza.



La crisis del Imperio romano paraliza el comercio de exportación del aceite de oliva 
El imperio romano había vivido en los siglos del I al II su etapa dorada y su comercio se vio fuertemente enriquecido por la cantidad de territorios donde sus tierras habían quedado bajo su poder y control  comercial y político lo que supuso fortalecer  su economía, que pesar de la servidumbre a la que estuvo sometido el campesino de las tierras de Iberia,  también esto hizo favorecer que la fama por sus productos como el aceite de oliva, extendido por todo el imperio. 

A partir del siglo II comienza un deterioro en las instituciones del Imperio que afecta también a la producción y al comercio del aceite de oliva. Las malas administraciones de la Dinastía de los Severos en particular la de Heliogábalo y tras la muerte del último emperador Alejandro Severo, el Imperio cayó es una situación de ingobernabilidad en el siglo III que hacía imposible tomar las riendas del gobierno, por que Roma terminó en un verdadera crisis institucional a la que se unían las continuas guerras civiles que  no sólo acabaron  con la industria y el comercio, sino que debilitaron las defensas imperiales a tal punto que privadas de vigilancia se convirtieron  en fácil acceso por donde penetraron las tribus bárbaras ocupando los territorios como ocurrió con Hispania.

Las invasiones por tanto provocaron la paralización del comercio y la industria además de la destrucción del Imperio Romano de Occidente, por lo originó en final de la civilización antigua y la entrada de una nueva etapa en Europa  como era la Edad Media, comprendiendo este  periodo entre los siglos V y VI d. C., concretamente en el año 476 y su fin en el año 1492 con el Descubrimiento de América por Cristóbal Colón y con otros hechos históricos como la caída del Imperio Bizantino en el 1453, coincidiendo con la invención de la imprenta  por Gutenberg  y la publicación de la primera Biblia y con el final de la Guerra de los Cien años.

Entre los pueblos germanos invasores se encuentran los godos que a su vez se dividían en visigodos en Occidente y los ostrogodos en Oriente. El resto de los pueblos invasores los constituían los francos, los suevos, los burgundios, los anglos, los sajones y los jutos, los vándalos, los frisones, los alanos y los alamanes.
  • Los vándalos penetraron en las Galias y de allí  pasaron por Hispania donde se dirigieron al norte de Äfrica y conquistaron Cartago. Desde su puerto se su puerto se dedicaron a la piratería por lo que ocuparon las rutas comerciales del Mediterráneo.
  • Los ostrogodos retirados de Italia, se dirigieron  al oeste de la Galia, estableciendo su gobierno en el sur de la región y en casi toda Hispania.
  • Los francos se ubicaron en el norte de las Galias, adoptando la fe católica tradicional, convirtiéndose en los defensores del  catolicismo.
  • Los sajones junto con sus aliados los anglos y los jutos, se instalaron en Britania, con costumbres muy diferentes a las romanas.
Salvo estos casos aislados, la mayoría  de estos pueblos eran respetuosos de la cultura romana fusionando sus costumbres con las suyas propias. La aristocracia germana comenzó a utilizar el latín como su idioma dando lugar a las lenguas romances. En el aspecto comercial no disponían de las estructuras ni canales con los que se contó durante la etapa romana y las exportaciones de productos como el aceite de oliva quedó afectada.   


IIILA EDAD MEDIA y AL- ANDALUS
Revolución tecnológica, variedad y calidad en la obtención del aceite de oliva. 

Situación histórica
A comienzos del siglo VIII  el reino visigodo se encontraba en un estado de continuas luchas internas y la subida al trono del último rey visigodo Roderico, provocó que sus rivales llamasen al líder musulmán  Táriq Ibn Ziyad  quién cruzó en el año 710 el estrecho de Gibraltar, siendo el comienzo de  la conquista de la Península Ibérica que terminó un año más tarde. en el 711,  son enfrentadas las tropas árabes con la visigoda en la batalla del Guadalete, dando muerte al rey don Rodrigo y el consiguiente desplome del reino visigodo y concluyendo la conquista  y el pleno establecimiento del reino árabe en el año 714, por lo que probablemente dada la rapidez no encontraron mucha resistencia y la propia nobleza visigoda prefirió capitular en vez de luchar, pudiendo conservar sus propiedades y mantener su religión.

Desde el año 716 la Península Ibérica estaba  dirigida desde Ourtuba, la actual Córdoba  por el gobernador Wali y  hacia el año 718 la Península Ibérica, salvo las zonas montañosas del norte habitadas por  Vascones y Astures, estaban en manos de los generales del califa Walid I, Táriq ibn Ziyad y Musa ibn Nusair.  

Intentaron extender su ocupación  hacia el reino Franco por lo que se llevaron a cabo varias expediciones hasta que al final los musulmanes fueron expulsados por los francos de la tierras situadas al norte de los Pirineos hacia el año 759. También se ocuparon sus gobernantes de organizar el nuevo estado islámico y establecer en sus territorios a árabes, sirios y bereberes. 

Poco a poco los controles  estatales sobre el aceite de oliva anteriores impuestos por Roma, tendieron a desaparecer y son las órdenes religiosas la que pasan ahora  a tomar la rienda de la producción en la Europa Medieval  y el aceite de oliva se establece en su consumo por  la clase alta  y el clérigo que habitan en los monasterios, siendo empleado no sólo para uso culinario en la preparación de platos como puede ser el pescado, carnes y huevos fritos,  sino también, para la iluminación de las casas,  la elaboración de jabones y para el uso de la medicina como es la fabricación de determinados bálsamos como ya se hacía desde épocas romanas.







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